miércoles, 16 de abril de 2008

Recuperando el instinto de protección


El cerebro humano está programado para responder al rostro de un bebé, incluso a caras adultas con rasgos infantiles. Y los anunciantes, conscientes de que este tipo de imágenes captan la atención del público hasta en umbrales subconscientes (por ejemplo, 300 milisengundos), las utilizan constantemente. Pero, ¿y si el anunciante no utiliza imágenes de niños, sino que se dirige a ellos? ¿Qué sucede cuando los menores son los espectadores? ¿Con qué protección cuentan?

El Código Deontológico para Publicidad Infantil recomienda a los anunciantes tener en cuenta el nivel de conocimiento y madurez de su audiencia; responsabilizarse de que los mensajes que transmiten sean de buen gusto, sinceros y precisos; que no estimule unas expectativas poco razonables sobre la calidad del producto o sus prestaciones; y que contribuyan al desarrollo de la relación padre-hijo, debido a la amplia capacidad de aprendizaje y a la naturaleza imitativa de sus receptores.

En el ámbito concreto de la alimentación, el Código de Autorregulación de la Publicidad de los Alimentos dirigida a menores (PAOS) establece un conjunto de reglas que guían a las compañías adheridas en el desarrollo, ejecución y difusión de sus mensajes para evitar una excesiva presión publicitaria sobre los niños y niñas, especialmente sobre los de menos de 12 años, y contribuir a fomentar entre la población infantil y juvenil hábitos saludables de alimentación y la práctica de ejercicio físico. El control de su cumplimiento corresponde a Autocontrol, el organismo español de autorregulación publicitaria.

Y en el terreno de los videojuegos, el código PEGI (Pan European Game Information), apoyado por la Comisión Europea, es una de las herramientas más útiles a la hora de elegir los más adecuados a la edad de los usuarios. Establece una clasificación representada en el exterior del videojuego por unos sencillos pictogramas, según las edades (cinco niveles: a partir de 3, 7, 12, 16 y 18 años) y los contenidos (mediante descriptores referentes a violencia, sexo, miedo, drogas, lenguaje soez o discriminación). Este código cuenta con el respaldo de la aDeSe (Asociación Española de Distribuidores y Editores de Software de Entretenimiento) que representa más del 85% del software de entretenimiento facturado en nuestro país.

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